🚀 Mutual AMMA: El Desafío de Liderar la Nueva Economía Social
El mutualismo y la economía social enfrentan un escenario complejo marcado por la reducción del rol del Estado y el avance de grandes corporaciones. Modernizar estructuras, fomentar la transparencia y fortalecer alianzas con las pymes son claves para resistir la concentración económica. En este caso el mutualista Miguel Ángel Olaviaga nos brinda su visión experta sobre los desafíos del sector.
Autor
Lic. Luciano Chialvo
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Fuente: Foto Prensa con Opinión
La semana pasada entrevistamos a Miguel Ángel Olaviaga, quien nació el 23 de agosto de 1947, además es un dirigente social reconocido a nivel nacional y presidente del Grupo Gesta. Desde joven, se radicó en Villa María y desarrolló una destacada trayectoria en el ámbito sindical y mutualista, ocupando cargos de liderazgo a nivel local, provincial y nacional. Es asi como presentamos la entrevista en dos parte, en este caso comenzamos con la primera.
Revista Vértices: Estamos con Miguel Ángel Olaviaga, ¿Cómo estás?
Miguel Ángel Olaviaga: Un gusto, Luciano, un placer estar contigo y responder a tus preguntas.
Revista Vértices: Muchas gracias por recibirnos. ¿Qué diagnóstico observás actualmente en este ámbito?
Miguel Ángel Olaviaga: Todo diagnóstico debe partir de un análisis. Si me permitís, haré una breve introducción sobre el ADN del mutualismo para entender dónde estamos y su desarrollo.
El mutualismo es el movimiento más antiguo que conocemos. Hay diversas discusiones sobre su origen y evolución, pero lo cierto es que siempre ha estado presente. Un ejemplo interesante es un antiguo cementerio egipcio donde se evidencian los primeros ensayos de organización social vinculados a lo funerario. De ahí en adelante, la historia muestra su desarrollo, pasando por las estructuras de la Antigua Grecia, los montepio y otros modelos de solidaridad.
El mutualismo está en la naturaleza humana, es un reflejo de la solidaridad inherente a nuestra especie. Si damos un salto hasta América y nos enfocamos en Argentina, vemos que su influencia ha sido mayormente europea. Las corrientes inmigratorias trajeron consigo formas de organización ya desarrolladas, que no solo estaban vinculadas a la solidaridad en situaciones de adversidad, sino también al ámbito cultural.
Las sociedades de socorros mutuos fueron un claro ejemplo de esto. En las localidades pequeñas, los inmigrantes italianos, españoles y franceses desarrollaron intensas actividades culturales: teatros, música, expresiones artísticas. Había incluso una competencia saludable entre colectividades, lo que enriqueció el panorama cultural del país.
Sin embargo, este modelo tenía una particularidad: para integrarse a una sociedad de socorros mutuos, había que pertenecer a la colectividad de origen y hablar su idioma. Esto hizo que algunas sociedades fueran más accesibles que otras, como las de origen español, debido al idioma común con la Argentina. Así, cada grupo se organizaba para enfrentar dificultades y desarrollar su identidad cultural.
A finales del siglo XIX, estas colectividades comenzaron a vincularse con la clase obrera. Aparecieron organizaciones como la San Crispín y los linotipistas, que impulsaron modelos organizacionales aún sin un marco jurídico definido. Con el tiempo, la legislación fue regulando estas estructuras.
En Argentina, solo unas pocas mutuales, como Rivadavia y Argentina, permitieron una integración más amplia. En general, la solidaridad estaba acotada a cada colectividad, lo que refleja un instinto humano primario de preservar la etnia y su identidad.
Este aspecto es clave para entender la evolución del mutualismo en el país. Si bien su desarrollo fue significativo, no siempre tuvo un carácter universal. No se abrió completamente a lo público, sino que estuvo marcado por la nacionalidad de sus integrantes. Esto generó una diferencia que aún persiste entre mutuales y obras sociales, cooperativas y sindicatos.
Hoy en día, en Argentina, muchas organizaciones sin fines de lucro comparten valores como la fraternidad y la colaboración, pero siguen sin reconocerse plenamente entre sí. Esta falta de reconocimiento mutuo, en gran parte por diferencias ideológicas o políticas, es un desafío que aún enfrentamos
Revista Vérticez: El Estado liberal y la democracia liberal siempre plantean un conflicto con un ordenador, aunque lo vistan de consenso. Entonces ¿es casual que las sociedades de fomento, de socorro, el cooperativismo de consumo y de crédito esten relacionada con la revolución industrial y la conformación de las sociedades modernas?
Miguel Ángel Olaviaga: Estás planteando muchas cuestiones que hay que desarrollar y analizar. Si observamos la cuestión financiera, tiene una explicación más reciente y objetivos específicos. Cuando hablamos del Estado liberal, ¿nos referimos al proceso de Alberdi o al pacto de San José de Flores? Son dos elementos clave de nuestra historia, vinculados a la posición del federalismo frente al portañismo manifiesto de ese pacto. Todavía debemos considerar el rol del Ejército de Pavón.
Revista Vérticez: Lo que queria explayar es la idea del mutualismo como herramienta para achicar diferencias y acercar a los asociados.
Miguel Ángel Olaviaga: Sí, pero su génesis lo hace mirarse a sí mismo. Si analizamos los procesos revolucionarios en Argentina—desde la Revolución del Parque, la Ley Sáenz Peña, el pacto Roca-Runciman, el golpe del 30, la década infame y el surgimiento del peronismo—vemos un desarrollo vinculado a la legislación laboral y previsional. El liberalismo del siglo XIX promovía los derechos individuales, mientras que en el siglo XX aparecen las normas colectivas.
En 1904, Argentina sancionó su primera ley de protección obrera con el Código de Trabajo de Joaquín V. González. Luego surgieron otras normativas que reivindicaban derechos laborales, pero el mutualismo no tuvo un involucramiento directo en los grandes acontecimientos colectivos del país. ¿Podemos señalar alguna mutual que se haya opuesto al golpe de Uriburu? Las organizaciones de trabajadores sí estuvieron presentes en conflictos históricos como la Patagonia Rebelde y Bacena, pero el mutualismo no tuvo esa participación activa.
No estoy cuestionando el sistema mutual, sino su nivel de involucramiento en los procesos históricos. Las mutuales han evolucionado y hoy cumplen un rol financiero y de intercambio, convirtiéndose en actores económicos gravitantes. Entonces, ¿qué somos? ¿El Montepío original, los que separaban enfermos, asistían a viudas y huérfanos? ¿O tenemos una capacidad política para acercarnos a los grandes debates?
Hoy el rol del Estado es un tema sensible. Este presidente ha declarado que su objetivo es desmantelarlo. Antes de su gobierno, el Estado representaba más del 40% del PBI; ahora está en 37% y pretende reducirlo al 25%. Esto implicaría una reducción de casi 100 mil millones de dólares.
La economía social—cooperativas, mutuales, sindicatos, obras sociales y entidades sin fines de lucro—debe preguntarse si puede ser un agente económico regulador en este nuevo contexto o si todo ese espacio quedará en manos del sector privado lucrativo. La cuestión no es solo elegir entre lo privado y lo público, sino pensar en una economía plural que incluya también a las pymes. No hay que asustarse ante este debate.
Revista Vérticez: Perdón, cuando vos te referís a economía plural, ¿cuáles son las referencias?
Miguel Ángel Olaviaga: Al Estado. Supongamos que el Estado va a quedar, si se cumplen los propósitos del gobierno, en una expresión del 25% del PBI en los próximos años. Luego quedan dos sectores: la economía lucrativa, donde está el sector pyme, y la economía social.
Aquí surge una cuestión que excede lo semántico. ¿Somos una entidad privada sin fines de lucro, como mutual, o una entidad pública no estatal? Hay que pensar si el Estado es el único actor en el manejo económico o si, desde nuestra creencia democrática, la economía social también forma parte de lo público. Nosotros somos públicos, pero no estatales.
Nos enfrentamos a un tiempo fundacional en la evolución de las estructuras sociales. ¿Por qué volver a modelos obsoletos si la sociedad está en constante evolución? Tenemos que dar la gran batalla intelectual para transformar las estructuras conocidas hasta ahora, eliminando la burocracia excesiva, la deliberación interminable y la corrupción.
Este es un momento para la actitud crítica y autocrítica, con grandeza y coraje, casi en los principios estoicos. La sociedad nos demanda un nuevo rol. Podemos mantener estructuras que conserven la democracia, la autodeterminación y el control interno, pero este debe ser efectivo y no impuesto desde afuera. Debemos construir un sistema panóptico, donde hagamos lo que decimos y digamos lo que hacemos.
Revista Vérticez: Este gobierno liberal nos desafía a los movimientos sociales a construir comunidad. Ellos proponen individualismo; nosotros, comunidad. Ellos proponen meritocracia; nosotros, relaciones colaborativas. Ellos destruyen el tejido solidario; nosotros profundizamos la solidaridad. ¿Creés que quienes no construyan comunidad quedarán fuera del sistema? ¿El mutualismo puede jugar un rol en esta resistencia?
Miguel Ángel Olaviaga: No como lo conocimos. Tenemos varios desafíos. Cuando hablás de crear comunidad, pienso en arraigar la participación pública en un proyecto común, con democracia, control y corrección, sin prejuicios políticos o religiosos. Esto está inmanente en el movimiento mutual.
No estoy seguro de que el modelo actual, basado en la cercanía al Estado, prevalezca en el futuro. Si no incorporamos un cambio total, seguimos con cúpulas directivas que imponen diagnósticos de manera vertical. Creo mucho más en la interacción horizontal de las organizaciones de base.
Debemos superar la contradicción de que lo regulado desde arriba define lo que sucede abajo. En cambio, deben florecer acuerdos económicos y sociales basados en tecnologías emergentes y el concepto de costo marginal cero, eliminando intermediaciones innecesarias sin perder el análisis democrático.
Entonces, ¿fortalecemos las estructuras cupulares o empoderamos las entidades de base? Prefiero entidades de base interconectadas con mandatos claros y democráticos, en lugar de estructuras adiposas con dirigencias desvinculadas de la realidad. Debemos fomentar una gran alianza comunitaria y social, pero desde la base. El movimiento nació desde abajo y debe reconstruirse desde abajo.
Fuente: Foto Portal de las cooperativas
Fuente: Foto Diario Conclusión
Revista Vértices: En concordancia a los movimientos desde abajo¿Esta relacionado a la defensa de la economía regional y sus alianzas PyME?
Miguel Ángel Olaviaga: Dejando de lado el tema de la mutual, hemos hecho un breve recorrido de su historia y de su papel en la solidaridad y la entrega. Pero es necesario dotarlas de un nuevo impulso ante los cambios del mundo moderno. No son las mutuales del feudalismo ni de la prehistoria, sino entidades que han evolucionado y necesitan encontrar su lugar en la actualidad.
Cuando hablamos de desarrollo regional, yo lo concibo en un marco mucho más amplio. Para mí, el desarrollo es integrativo y expansivo, como el poliuretano: abarca lo humano, lo urbano y lo económico. Si solo lo vemos desde la actividad empresarial, nos quedamos a mitad de camino. Es clave que las empresas funcionen bien, especialmente las PyMEs, pero debe haber una armonía con el desarrollo humano, urbano y los servicios.
No digo nada descabellado. En nuestra región contamos con infraestructura de cloacas, agua y pavimento, elementos fundamentales para la sociedad. Tenemos un río, con napas de millones de años que nos proveen agua, lo que representa una posibilidad de desarrollo. Pero este desarrollo debe abarcar al ser humano en su totalidad: su motivación, su cultura, sus valores.
El desarrollo urbano también es indispensable. No podemos seguir con situaciones de hacinamiento como en las villas miseria. Existen tres grandes enemigos de la sociedad: el hambre, la ignorancia y el autoritarismo. Y debemos combatirlos.
El hambre, en estos tiempos, es inaceptable. Antes se necesitaban diez hombres para alimentar a uno, hoy, con los avances tecnológicos, un solo trabajador puede producir para cien. Por eso, el progreso urbano debe ir más allá de los índices de pobreza que, aunque digan que disminuyen, no se reflejan en la realidad. Aún quedan resabios de la década infame que debemos superar. Con la cantidad de tierra y tecnología que tenemos, es imperativo avanzar. Lo mismo sucede con el desarrollo económico: no podemos seguir con una distribución de la riqueza tan desigual.
Revista Vérticez: Miguel, hay distintas posturas sobre los problemas económicos: algunos dicen que son responsabilidad del Estado, otros de los monopolios y otros creen en una articulación mixta donde el Estado adopta un rol neocorporativista para mantener el statu quo. ¿Puede el mutualismo contrarrestar en el futuro la acción neocorporativista y la influencia de los monopolios y grupos oligopólicos en la actualidad?
Miguel Ángel Olaviaga: Hay una cuestión superior en materia de juridicidad y legalidad. Todos los sectores debemos trabajar en reglamentar la accesibilidad si esto se compadece con lo que proponemos. El único artículo de la Constitución con características sociales es el 57, que, aunque de origen liberal, habla del acceso a la información empresarial. ¿Existe algún sector interesado en que los trabajadores estén informados sobre la performance de las empresas? ¿Por qué quienes manejan las empresas pueden incidir y los trabajadores no? ¿Por qué no nos interrogamos sobre lo que dice la Constitución respecto a la distribución de la renta empresaria? ¿Por qué ningún gobierno ha promovido una discusión sobre estos temas centrales?
En este contexto, podemos analizar la presencia de monopolios, oligopolios y pymes. Podemos remontarnos a Proudhon, quien, aunque planteaba el trueque como moneda de cambio, sostenía que la única forma de contrarrestar el poder de las grandes corporaciones era fortaleciendo la empresa pequeña. Con un enfoque vinculado al socialismo utópico, planteaba que solo las pymes pueden frenar el dominio de monopolios y oligopolios. Hacia ahí debemos ir.
Pero es clave que el empresariado pyme comprenda los mandatos constitucionales y trabaje en conjunto con los trabajadores. La pyme debe ser un instrumento de equilibrio en la sociedad frente a los grandes capitales. Genera empleo, conoce las realidades regionales y está arraigada en las características productivas locales.
Sin embargo, para que las pymes sean efectivas en este rol, deben manejarse con transparencia y hechos concretos. Deben abrir su contabilidad a los trabajadores, discutir la rentabilidad en función del mercado y permitir su participación como socios. Esto no es un planteo ideológico, es lo que dice la Constitución.
Además, las pymes no solo deben ser fuentes de empleo, sino también generar convenios colectivos de trabajo adecuados a su escala. Se necesitan instrumentos modernos, dinámicos y enriquecedores que favorezcan el desarrollo local. No hablo solo de moneda, sino de estructuras de intercambio más fluidas. Hoy, muchas estructuras están anquilosadas por la corrupción superestructural. Existen empresarios que controlan paritarias sindicales y sindicatos que controlan paritarias empresariales, simulando oposiciones concertadas para incidir sobre el Estado.
Hay mucho por modificar y mucho por hacer para mejorar la situación de los sectores más vulnerables y productivos de la sociedad: los trabajadores. No se puede separar la función de las mutuales de la de las pymes. Ambas enfrentan los mismos desafíos. El monopolio las afecta por igual.
No estoy proponiendo la República Cooperativa de Charles Gide, sino un esquema de economía plural donde la rentabilidad empresaria se someta a los mandatos constitucionales. Los gobiernos deben evitar la burocratización y regular estas cuestiones para distribuir poder popular entre los sectores que realmente producen y sostienen la sociedad.
Revista Vérticez: ¿Cómo ves la situación en Villa María, la región y la provincia?
Miguel Ángel Olaviaga: Es sumamente complejo. Todavía tenemos hábitos declamativos en lo que escribimos y ausencia total en la aplicación de políticas. Te hago una pregunta inversa: ¿Qué sabes del Consejo Económico Social de Villa María, que está en la Carta Orgánica?
Revista Vérticez: No existe.
Miguel Ángel Olaviaga: ¿Y el de la provincia de Córdoba?
Revista Vérticez: Tampoco existe.
Miguel Ángel Olaviaga: ¿Y a nivel nacional?
Revista Vérticez: He visto fotos, pero parecen más de festejos de cumpleaños.
Miguel Ángel Olaviaga: Me imagino un sector con una plaza igualitaria en la mesa chica. La economía social debe expresar el vigor sindical, pero no el burocrático, donde esperan órdenes desde Buenos Aires. El vigor sindical debe estar ligado al trabajo.
En estos tiempos vimos cómo Nestlé suspendió un turno por sobrestock. Sobra producción y el mercado no lo permite, entonces recortan un turno de 8 horas. Eso genera un impacto laboral inmediato.
Negociamos sin participación del Estado con una multinacional. Luego de un proyecto de 10 años con inversiones millonarias, más de 100 trabajadores quedaban en la calle. Se perdía la regulación de precios en Villa María y quedábamos a merced de usureros que querían transformar el lugar en un espacio de entretenimiento o juegos de azar.
Desde una entidad mutual local negociamos con una multinacional de capitales franceses y colombianos. Logramos conservar todas las fuentes de empleo y el inmueble quedó en manos locales. Asociamos la explotación a una cooperativa líder en Argentina y segunda en América Latina.
No compramos para vender con ganancia rápida, sino para que Villa María se adueñe del recurso, garantizar sueldos en tiempo y forma, y dinamizar la actividad. Pero el Estado no hizo esfuerzos colaterales: las calles adyacentes son un desastre, no hubo inversión, y ningún banco promovió créditos. Fuimos asistidos por dos bancos y logramos el apoyo de la Cooperativa Obrera. Firmamos 21 contratos bancarios para sostener el desarrollo.
Revista Vérticez: ¿Se conservaron los 150 puestos de trabajo?
Miguel Ángel Olaviaga: Sí. En buenas condiciones, con recuperación edilicia de 10 años de deterioro y sin amortización de capital. No lo menciono como un logro personal, sino como un ejemplo de herramientas que existen y debemos usar.
El Estado no promueve el concepto cooperativo a pesar de que Villa María es un municipio cooperativo. No se trata solo de generar empleo primario, sino de incidir en grandes obras del Estado.
Nos convertimos en reguladores del mercado de televisión e internet en Villa María. Nos asociamos con una empresa local, pero no podemos cablear media ciudad porque el Estado prioriza a un monopolio que cobra tarifas mucho más altas. Bajamos los precios un 40% sin publicidad ni vendedores, regulando el mercado.
El Estado, que no invirtió nada, sigue priorizando a un monopolio de 50 años en la ciudad. Nosotros tenemos la última tecnología FTTH, pero si no se avanza en la infraestructura subterránea es porque el Estado no lo impulsa. Propusimos una inversión mixta entre capital privado, Estado y cooperativas, pero no hay voluntad de avanzar.
Revista Vérticez: No solo se profundiza el desarrollo PYME y mutualista local, sino que también hay un beneficio para los consumidores.
Miguel Ángel Olaviaga: La fibra óptica (FTTH), que es de luz o de vidrio, nos permite estar cerca de las grandes transformaciones de las TIC. Este cable que llega por debajo del mar hasta Las Toninas, cruza por Apóstoles y termina en Antofagasta, ahora está recibiendo otro desde Japón que finalizará en Chile. Nosotros, en la ruta 158, tenemos la conexión con la red federal que viene desde Buenos Aires al norte, desde el sur y desde el oeste, formando una red clave. Sin embargo, no podemos avanzar porque el Estado prefiere negociar con capitales externos en lugar de fomentar el desarrollo local.
¿Cómo se negoció con el vendedor de ese complejo? ¿Y cómo se está negociando ahora con Claro que llega a la zona?
Revista Vérticez: ¿Hablás de Recmax?
Miguel Ángel Olaviaga: No, hablo de Libertad y Grupo Casino. Hay un atractivo similar a lo que pasaba en los bailes de los pueblos chicos: el que venía de afuera tenía prioridad, sin importar quién fuera, sobre los locales.
Revista Vérticez: Es sabido que el capital transnacional, cuando opera, agota los recursos y se va. ¿Quién queda para rescatar la situación? Una PYME local, un capital nacional o el propio Estado, tratando de llenar el vacío que deja el mercado.
Miguel Ángel Olaviaga: Y con impunidad. La contratación de empresas foráneas, aunque no sean transnacionales, muchas veces sirve para encubrir negociaciones poco transparentes. La dictadura militar tenía como estrategia rotar a los comisarios y jefes de área para generar impunidad. Lo mismo ocurre en el ámbito empresarial: se traen actores de afuera para evitar la transparencia y la rendición de cuentas.
¿Por qué no se negocia con las empresas locales? ¿Por qué no se prioriza la transparencia? Nosotros firmamos 21 contratos con la cooperativa obrera, desde tarjetas de crédito hasta hipotecas y locaciones, y cualquier ciudadano puede verlos, sean o no asociados.
Si una pequeña organización como la nuestra ha podido invertir decenas de millones de dólares en infraestructura de fibra óptica, ¿por qué no podemos participar en igualdad de condiciones? No buscamos dividir Villa María en sectores excluyentes. Toda nuestra red troncal ha sido financiada con recursos propios, representando la mayor inversión comunicacional en la ciudad en los últimos tiempos. A pesar de esto, seguimos sin obtener respuestas.
PH: La segunda parte será difundida a mediado de Marzo.
Continuamos con la entrevista al referente de la economía social y solidaria cordobés, Miguel Angel Olaviaga. En éste caso profundizamos otros aspectos como cuales son los desafíos del cooperativismo y la economía social en el desarrollo local, destacando experiencias prácticas como la creación de AMMA y la vinculación con actores como mutuales, clubes y el Estado. Miguel Ángel Olaviaga pone en evidencia los logros obtenidos mediante alianzas estratégicas y decisiones audaces, como la compra de productos locales, pero también subraya los desafíos que enfrenta el sector, desde la burocracia estatal hasta la falta de identidad sectorial. Se analiza la relación con el Estado, marcada por promesas no cumplidas y trabas estructurales, y se aboga por un modelo más autónomo, participativo y creativo. En este marco, se resalta la importancia de iniciativas como la celebración del Año Internacional de la Economía Social en 2025, promovida por las Naciones Unidas, como una oportunidad para reivindicar y fortalecer el sector.
Eric Pagliarone es mucho más que un panadero del interior cordobés. Es trabajador social de formación, cooperativista por convicción y protagonista activo de múltiples proyectos comunitarios en el Camino Aldao y zonas rurales vecinas. Con una mirada comprometida y una práctica cotidiana que cruza la producción con la dignidad, Eric representa una nueva generación de referentes populares que apuestan a la economía social como horizonte de justicia. Su camino está profundamente atravesado por la militancia de su padre, quien supo sembrar en él —y en tantos otros— las lógicas solidarias de organización colectiva. Inspirado en esas huellas, hoy Eric combina harina y política, hornos y esperanza.
Ceferino Caiola, economista y docente universitario, analiza el impacto de las recientes inundaciones en Bahía Blanca y su repercusión en el consumo y el empleo. Con una trayectoria que incluye el sector bancario, la actividad cooperativa y el comercio agropecuario el jefe de la filial del I.M.F.C. de la ciudad. Advierte sobre la caída del Producto Bruto local y la importancia del cooperativismo en la reconstrucción económica. En diálogo con la revista Vértices, sostiene que "sin solidaridad, no hay futuro".