🥘 Las dos canillas cerradas: el hambre avanza y los comedores resisten
Santiago Altamirano el referente de Patria Grande de Villa María dialogo con nosotros analizando el actual contexto de inseguridad alimentaria. De esta manera, Santiago mejor conocido como "Santi" fue un destacado referente estudiantil en la U.N.V.M. licenciándose en Ciencias Políticas. Actualmente es un trabajador de la educación y gastronómico, por si fuera poco también es un referente social y acompañante activo de diversas iniciativas comunitarias. En esta entrevista, nos detenemos a leer su mirada sobre la situación actual de los merenderos y comedores populares, y sus reflexiones sobre la importancia de la organización popular como herramienta real de transformación de la vida colectiva.
Autor
Lic. Luciano Chialvo
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Fuente: Foto del El Diario del centro del país
Revista Vérticez: ¿Cómo estás Santi? La idea nuestra es conocer el diagnóstico actual sobre los comedores y merenderos de Villa María en la región. ¿Estás al tanto?
Santiago Altamirano: Sí. Desde hace muchos años estamos en contacto con gran parte de los comedores y los merenderos de la ciudad, sobre todo acá en Villa María, no tanto en Villa Nueva. Hay una situación que se viene sosteniendo desde el año pasado: un aumento de la demanda de las personas que necesitan asistencia alimentaria , que se combina con un abandono del Estado Nacional del aporte que le hacía a los municipios para garantizar los alimentos a las ollas populares, de los comedores y los merenderos.
Además, como el Gobierno Nacional dejó de entregarle alimentos a las organizaciones sociales que tienen representación nacional y que también participan en localidades del interior, también dejó de llegar ayuda por ese otro medio. Como que las dos canillas de abastecimiento para los comedores —las organizaciones sociales y los estados municipales— dejaron de recibir ayuda a nivel nacional.
Pero yo no desligo de responsabilidad al Gobierno Municipal, que también ha bajado el aporte a los comedores. Porque, ante la desaparición del Estado Nacional, el Estado Municipal tiene las herramientas. No es un impacto presupuestario tan grande. Yo diría que no es ni siquiera significativo el que se necesita para sostener los espacios comunitarios de alimentación.
RV: En relación al Gobierno de Alberto Fernández, cuando termina, ¿qué número de comedores y merenderos se manejaba en Villa María, y cuál es la comparación con hoy?
SA: El último relevamiento que habíamos hecho, que además coincidía con el número que manejaban en la municipalidad, era de 30 espacios entre comedores y merenderos en toda la ciudad. Hoy ese número no ha crecido porque justamente es muy difícil tener lo necesario para poder abrir un comedor. Muchas personas han intentado abrir comedores comunitarios y se han encontrado ante la imposibilidad de sostenerlos por la falta de suministros, básicamente de insumos. Así que el número, por lo menos en nuestra articulación, se mantiene. Siguen funcionando, a veces con más dificultades, pero más o menos en la misma cantidad.
RV: ¿Con cuántos comedores trabajan ustedes?
SA: Más o menos tenemos articulaciones con unos 8 comedores. El año pasado, cada 15 días hacíamos ollas articuladas con distintos comedores. Este año no estamos, pero por que estamos esperando terminar todo el proceso de compra de la casa del Pinceladas, ahí en San Nicolás, y vamos a empezar de nuevo la próxima semana o la otra. Además, participamos de la red solidaria con Gustavo Turco, con quienes también hay vínculo con esa cantidad de comedores . A ellos se les lleva carne, alimento seco, se consiguen algunas verduras y por ahí se los ayuda con la garrafa. Así que tenemos un vínculo más o menos estrecho con esa cantidad.
RV: A nivel nacional, ¿con cuántos comedores viene trabajando Patria Grande y cómo es la articulación?
SA: A nivel nacional, sobre todo en las grandes ciudades, el trabajo de comedores y merenderos se hace más que nada con el MTE, el Movimiento de Trabajadores Excluidos, que es una de las patas que componen nuestro movimiento. Patria Grande está compuesto por tres pilares: uno es el partido político, que es Patria Grande; otro es la organización social y gremial, el MTE, donde está la rama sociocomunitaria que nuclea a los comedores y merenderos.
La verdad es que no tengo en este momento el número exacto, pero son muchísimos comedores en todo el país. En las localidades más chicas del interior, sí se articula más desde Patria Grande, porque no hay tanta trayectoria en ese tipo de militancia. Pero en las ciudades grandes, como Córdoba, Rosario, el Norte Grande, y por supuesto la provincia de Buenos Aires, se articula a través del MTE.
Ahí también se está llevando a cabo una campaña desde que asumió Milei que se llama "Ningún Pibe Con Hambre", organizada por Patria Grande y el MTE para garantizar alimento a todos los comedores que están dentro de la órbita del MTE.
RV: En el marco de lo que fue la protesta por la no entrega de alimentos, e incluso los alimentos que se han podrido a causa de la gestión de la ministra Petovello, Patria Grande junto a su referente Juan Grabois fueron quienes visibilizaron esa contradicción, reclamaron, y también sufrieron los costos, el peso mediático de los medios hegemónicos, la estigmatización. ¿Cómo observás esa actitud nacional? ¿Identificaste procesos similares en la provincia y en el municipio?
SA: Similar a esa práctica puntual de dejar la comida a pudrirse en depósitos, no. Porque creo que el gobierno provincial y el gobierno municipal no tienen el mismo grado de deshumanización que tiene el gobierno nacional. Pero sí, por lo menos en Villa María y también según lo que me han comentado compañeros y compañeras de Córdoba Capital, en la provincia también hay algo de eso: una mayor persecución a los comedores. Se cuestiona su funcionamiento, se utiliza una retórica muy parecida a la del gobierno nacional: comedores fantasmas, comedores que no existen, personas que se aprovechan de la existencia de los comedores. En ese sentido, sí veo un acompañamiento de esa retórica, que sirve para justificar el recorte también a nivel municipal.
RV: Claro, una especie de inspección… una seudo inspección.
SA: Sí, bueno, también está la idea del superávit fiscal, la idea de achicar el Estado. Es como que bajo el paraguas del gobierno nacional, de lo que hace el gobierno nacional, también el gobierno municipal aprovecha para hacer política en el mismo sentido
RV: Claro, una especie de infección… una pseudo infección.
SA: Sí, bueno, también está la idea del superávit fiscal, la idea de achicar el Estado. Es como que bajo el paraguas del gobierno nacional, de lo que hace el gobierno nacional, también el gobierno municipal aprovecha para hacer política en el mismo sentido.
RV: En el marco de la inseguridad alimentaria, ¿qué estás identificando desde tu sector, de tu militancia en ese sentido en los niños? ¿Estás notando que comen una vez al día o algunos ni comen, o qué tipo de inseguridad alimentaria también puede ser?
SA: Yo creo que lo más grave es que cada vez más frecuente, sobre esto no tengo estadísticas, pero más frecuente ver familias que andan en la calle y esos son niños que están en extrema vulnerabilidad, que no sé cuántas comidas tienen al día, pero seguramente si vienen a la calle con su familia o si no tienen un lugar fijo para vivir, están en una situación de vulnerabilidad. Gran parte de la alimentación de los chicos es en el PAICOR, en ese sentido el aporte que da en la alimentación, la escolaridad es importantísimo, pero bueno, habría que también ver cuántos niños hoy no están yendo a la escuela, cuántos adolescentes quedan fuera del sistema educativo y por ende no acceden también a lo que es la ayuda del PAICOR.
RV: Identificas niños trabajando en la calle, estás identificando familias enteras también trabajando en la calle, en ese sentido estás diciendo...
SA: Claro, digo, en las grandes ciudades fundamentalmente, no es una realidad tanto acá de Villa María, pero sí es algo que cada vez se empieza a ver más. Yo trabajo también en un negocio gastronómico y cada vez son más las personas que van a pedir comida porque están en la calle con su familia, muchas veces personas que vienen a Villa María buscando también mejores oportunidades, aquí es una ciudad que tiene un importante polo productivo y por ahí vienen acá y se encuentran con que no hay trabajo, con que no tienen donde laburar y se ven medio una situación de vulnerabilidad con sus familias.
RV: Todo eso afectando también en la salud, en el rendimiento escolar, en el tejido social de los barrios, en también la situación de los adultos mayores, ¿cómo lo estás percibiendo eso?
SA: Yo creo que ha habido un mayor aumento en el caso de los adultos mayores, incluso en el caso de los niños. Porque para los niños es cierto que sigue existiendo todo el amparo que hablábamos ante el PAICOR y también es cierto que hay más comedores que están preparados para los niños y además que el gobierno nacional ha aumentado mucho la tarjeta alimentaria y la asignación de ser por hijo como una forma de contención y de articular a las organizaciones sociales.
Pero en el caso de los adultos mayores que han visto la pérdida de los medicamentos, la baja en la calidad de atención del PAMI y también obviamente y fundamentalmente la pérdida de poder adquisitivo y la jubilación, los adultos mayores son los que creo que están sufriendo mucho más este problema alimentario que encima son personas que por ahí les cuesta mucho pedir ayuda porque una persona que laburó toda la vida de golpe no tener para comer y que saliera a un comedor comunitario es casi una situación de deshonra.
Nosotros en la holla que hicimos el año pasado vimos muchísimos adultos mayores o muchos vecinos que llegaban y iban a buscarle comida a los adultos mayores. Creo que incluso están más desamparados en este caso los adultos mayores que los niños.
RV: Eso me decía una referente que tiene un comedor en las playas, que bueno, los adultos mayores van a buscar la vianda y se la llevan y se llevan una o dos viandas y comen tres personas con dos viandas. No, realmente es muy trágico el panorama y encima la situación que se aproxima a económica, social, política pública también de alguna manera no ayuda. Pero ¿cómo crees vos desde el optimismo, desde la herramienta también que te da la misma organización popular poder paliar esta situación económica desde Villa María? ¿Qué instrumentos se podrían generar?
SA: Mirá, solo el año pasado sin mucho éxito _impulsamos una ordenanza de fortalecimientos para espacios comunitarios_ que garantice un presupuesto debidamente planificado y ejecutado por parte del gobierno municipal para no solamente la cuestión alimentaria sino para el sostenimiento y mejoramiento de los espacios sociocomunitarios.
Llámese comedores comunitarios que están en los barrios que muchas veces funcionan en situaciones de mucha precariedad que también se enfrentan por ahí a episodios donde no pueden garantizarle a todos los vecinos el acceso a los alimentos, entonces genera algunas situaciones también de vulnerabilidad, como la propia familia que hace la olla.
Yo creo que el estado municipal tiene toda la capacidad de generar una ordenanza en ese sentido y que también los espacios sociocomunitarios sean espacios de construcción justamente comunitaria, sea puntal de eso y que no sea simplemente una labor asistencialista de dar la comida sino donde la gente pueda ir también tener un vínculo del comedor con los espacios de salud, con los asistenciales, con la atención a los adultos mayores, donde el municipio podría aprovechar para enterarse mucho más de la situación que atraviesa cada una de las familias del barrio.
Eso por un lado, y por el otro yo soy creyente de que la organización comunitaria, por lo menos en este escenario, puede ayudar a paliar la situación organizándose, pidiendo donaciones, juntándose a cocinar, haciendo las populares, hablando con los vecinos, viendo qué puede aportar cada uno, encontrar las herramientas para garantizar el acceso a la alimentación en este caso de la mayor cantidad de gente posible.
RV: Hay experiencias en Argentina que se han llevado a cabo de polos huerteros cosechando papas, toneladas en una hectárea, como así también otras zanahorias que han sido muy bien utilizados y volcados a la economía local a un precio más que justo. ¿Faltan esas medidas? Yo también como villamariense no noto que de alguna manera se generen proyectos alternativos como por ejemplo la huerta comunitaria. Noto que son cuestiones tan simples que pueden paliar la situación del hambre.
SA: Sí, pasa que hay que hacerlas con seriedad. O sea, no es cuestión de “si querés una huerta comunitaria”, agarrar un terrenito nomás y darle a un par de gente, hay que hacer un acompañamiento, un seguimiento, generar trabajo en torno a esas soluciones, y por ahí es lo que no hay mucha disposición a hacer, a generar políticas que por ahí sean serias y sostenibles en el tiempo también.
RV: ¿El rol de la provincia en este escenario? ¿Cómo lo percibís?
SA: Yo creo que la provincia lo que ha hecho un poco es garantizarle un poco a los municipios el presupuesto, pero medio que lo que hace la provincia es garantizar los alimentos a través de lo que es el PAICOR. Y después, más o menos, dejar en manos del municipio que se haga cargo del resto.
Distinta a la situación en Córdoba Capital porque la ciudad capital de nuestra provincia tiene la mitad de los habitantes y por ahí el Estado Provincial hace un énfasis ahí y pone el foco, pero después no digo que abandone al municipio, pero sí que le da presupuesto para sus funciones y después más o menos espera que en ese sentido la política alimentaria del municipio lo genere la propia municipalidad.
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