✊ Hector Amichetti: El Desafío de las Nuevas Generaciones es entre el Individualismo y la Solidaridad

En diálogo con Revista Vértices, Héctor "El Gringo" Amichetti, Secretario General de la Federación Gráfica Bonaerense, abordó los desafíos del sindicalismo frente al avance neoliberal, la crisis de representación en la CGT y la importancia de una estrategia de confrontación efectiva. También destacó el rol histórico del gremio gráfico y la necesidad de recuperar la planificación estatal para una Argentina soberana teniendo en cuenta las nuevas generaciones.

Fuente: Gentileza del Federación Gráfica Bonanrense

Héctor "Gringo" Amichetti es un dirigente sindical argentino, reconocido por su liderazgo en la La Federación Gráfica Bonaerense (FGB). Ha sido reelecto en múltiples ocasiones como secretario general demostrando un sólido respaldo por parte de los trabajadores que constituyen la vida orgánica del gremio. Bajo su conducción, la FGB ha mantenido una postura combativa en defensa de los trabajadores gráficos y ha promovido simpre la unidad del movimiento obrero frente a programas politicos neoliberales.

 


Revista Vértices: Bueno, estamos aquí con Héctor "El Gringo" Amichetti, Secretario General de la Federación Gráfica Bonaerense. Un cuadro político dentro del mundo gremial muy interesante. Realmente estuvimos viendo entrevistas de él y la participación en la defensa de la clase trabajadora es muy fuerte. No solamente hablando de la disputa salarial, no solamente hablando de los alimentos para los trabajadores, sino también de un rol del Movimiento Obrero Sindical Argentino. Buenas tardes, Héctor.

 

Hector Amichetti: Hola, ¿cómo te vas?

 

Revista Vértices: Nuestra idea es conocer cuál es el diagnóstico que tenés sobre el Movimiento Obrero en la actualidad.

 

Hector Amichetti: Mirá, yo creo que la organización del Movimiento Obrero tiene desafíos enormes en esta etapa.

 

Primero porque ha cambiado la composición de la clase trabajadora a partir fundamentalmente de la incidencia de todos los programas neoliberales que han logrado una fuerte concentración de la economía, una extranjerización de la economía y que por supuesto se ha congelado el desarrollo industrial, por no decirte que se ha deteriorado enormemente la perspectiva de un desarrollo industrial en la Argentina.

 

Esto ha llevado desde los 90, podría decir, aunque las bases fueron sentadas durante la etapa de la dictadura militar, a profundizar un estado de precarización del trabajo.
Eso hace que hoy estemos en un cuadro de situación muy complicada, porque la mitad de los trabajadores están encuadrados en las organizaciones sindicales, tienen convenios colectivos, discuten paritarias, y la otra mitad está desprotegida totalmente porque no hay leyes laborales que los amparen, no tienen convenios, no tienen la más mínima cobertura.

 

Si no partimos de la base de actuar desde la organización de los trabajadores, contemplando esa realidad nueva, inédita, no tenemos una representación genuina, verdadera y potente de la clase trabajadora. Yo creo que en eso tanto la CGT como por supuesto las otras centrales obreras, que en general no han logrado ser superadoras del agrupamiento histórico tradicional de la CGT porque tienen muy pocos gremios en sus estructuras, han fallado en contener a los trabajadores.

 

La CGT, fundamentalmente en este proceso de precarización del trabajo y crecimiento del trabajo informal, no ha tenido una política de contención de los trabajadores que van quedando desprotegidos.

 

Hay intentos aislados, como el caso que hemos hecho nosotros y estamos haciendo en nuestra Federación Gráfica, que es el armado de cooperativas encuadradas dentro de la organización sindical como una nueva forma de producción. Al punto que hemos creado inclusive una secretaría específica, que es la de Cooperativismo y Nuevas Relaciones de Producción.

 

RV: Esa es una pregunta también que quería hacerte. En ese diagnóstico, el programa político, ¿cuáles son los pilares y los principios en el marco de la actual profundización que hay en el modelo neoliberal argentino?

 

HA: Bueno, precisamente es defender todo lo contrario a lo que está haciendo el neoliberalismo en esta etapa, con esta nueva denominación de anarcocapitalismo y demás, pero no es nada nuevo.


Lo están presentando de otra manera y avanza. Ya ha avanzado en un año y pico de política del gobierno en lo que precisamente son los ejes que nosotros debemos defender en un programa, en un proyecto de movimiento obrero. Por ejemplo, el fortalecimiento y rol del Estado.

 

No se trata de cuántas áreas tiene el Estado, sino de qué funciones cumple. Aparte de la seguridad, la salud y la educación, el Estado debe tener control estratégico sobre determinados recursos: la energía, los transportes, el comercio exterior, las finanzas. Precisamente, lo que hace el neoliberalismo en esta etapa es desmontar lo que queda del Estado en esas funciones esenciales.

 

En nuestros proyectos, es clave el rol del Estado. De hecho, está comprobado con experiencias mundiales. Si miramos a China, la planificación estatal ha permitido que se convierta en la primera potencia mundial, con una mejora significativa para la población. En Argentina, la planificación se dio principalmente durante el gobierno peronista, con los planes quinquenales. El segundo plan quinquenal argentino se puso en marcha en 1953; luego vino el golpe del 55 y se eliminaron esos planes de planificación.

 

En China, el primer plan quinquenal fue también en 1953. Hoy ya van por el decimocuarto, sin interrupciones. El decimotercer plan quinquenal chino estableció que para 2030 el país debía ser el líder en inteligencia artificial. La semana pasada se confirmó que China ya superó en inteligencia artificial a Estados Unidos. Ese es un criterio fundamental para nosotros. Inclusive, la propia experiencia histórica argentina con el peronismo nos demuestra que la planificación es la base de un programa sólido.

 


Si no tenemos control sobre el comercio exterior y las finanzas, no podemos planificar.
Y hoy enfrentamos una realidad adicional: el endeudamiento externo. Si la lógica es que no podemos salir de los planes que nos impone el Fondo Monetario Internacional, jamás Argentina va a poder desarrollar un plan propio. Esto quedó demostrado. La única vez que en estos 40 años de democracia nos salimos un poco de ese esquema de dependencia fue cuando Néstor Kirchner se sacó de encima la deuda con el Fondo Monetario. Aún así, llevó tiempo recuperar factores clave de la soberanía, como una política energética propia.

 

YPF estaba en manos extranjeras y tardamos años en recuperarla. Cuando lo hicimos, se pudo empezar a planificar con Vaca Muerta. Pero cada vez que un gobierno actúa con soberanía, enfrenta obstáculos. Así que creo que el movimiento obrero tiene el desafío enorme de recuperar esa concepción sindical, que hoy no existe. Hoy está más centrado en la defensa sectorial de cada gremio, sin un programa unificador. Eso nos lleva a un sindicalismo profesionalista y no a un sindicalismo de liberación, como el que marcaron los programas de La Falda, Huerta Grande y la CGT de los Argentinos.

 

RV:  Ahora te pregunto algo relacionado con lo social. ¿Cómo estás viendo la inserción o la relación de la CGT actual con la sociedad y la comunidad?

 

HA: Creo que ha perdido representatividad. Hoy hay una crisis de representatividad en todos los sindicatos. Pero además hay una crisis de representatividad colectiva dentro de la CGT, que está muy deteriorada. Esto se debe a la falta de práctica democrática.
Cuando la CGT funciona democráticamente, se enriquece con la participación de las organizaciones, con plenarios de secretarios generales y de CGT regionales que reflejan las problemáticas de cada sector. Hoy eso no está ocurriendo.

 

Nosotros teníamos expectativas de recrear esa representatividad el año pasado, cuando se definieron los primeros planes de acción. Hubo una gran movilización convocada por la CGT, donde confluyeron distintos sectores golpeados por la política del gobierno de Milei.Pero eso duró poco.


Por la falta de funcionamiento democrático, primó la posición de un sector sindical más reducido, conocido como la "mesa chica" de la CGT. Se abandonó el plan de acción contra este gobierno y hoy cada gremio está librado a su lucha individual. Hasta que no recuperemos una estrategia de unidad, no vamos a poder avanzar. Nosotros seguimos apostando a construir dentro de la CGT, pero habrá que hacerlo desde otra lógica, como lo hicimos durante el macrismo con la Corriente Federal de Trabajadores.

 

RV: ¿Notas que puede haber un movimiento interno, una corriente interna que se pueda formar prontamente y que ya puede influir?

HA: Yo creo que hoy tenés un nivel de lucha y resistencia que es grande, lamentablemente la mayoría de ellas son luchas que terminan en derrotas, es decir, uno ve que no podemos revertir esta ofensiva de despido en el Estado, hay 35.000 despedidos y bueno, hay organizaciones que están peleando todos los días, como la Asociación de Trabajadores del Estado, pero no se pueden revertir esas políticas de gobierno.

 

Ahora, todas esas luchas en algún momento van a tener que encauzarse, van a lograr o van a forzar un cauce absolutamente necesario, lo que no podemos medir es los tiempos.

 

A mí me parece que Milei corre con la ventaja de este gobierno, aunque uno vea situaciones de descomposición del propio gobierno, cuenta con una ventaja que la derrota electoral fue muy fuerte para los sectores populares organizados, de alguna manera las organizaciones sociales que hoy están limitadas en su capacidad de movilización, eso lo nota, lo ve uno, las organizaciones sindicales que casi todas hicimos una fuerte prédica de por qué no tenía que llegar este hombre al gobierno, sabiendo que se iba a reiterar una nueva etapa neoliberal, pero aparte con un personaje que iba a ser sumamente destructivo, y bueno, eso no podemos revertirlo.

 

Hay que reconocer que una parte importante del movimiento obrero, harto con la falta de respuesta de las experiencias anteriores, de las dos anteriores, la de Macri y la de Alberto Fernández, terminó apoyando esto. Esto indudablemente va a llevar un tiempo en donde todo eso se pueda revertir y más reconstruir por un lado la unidad de todos los sectores, reconstruir una opción gremial y una opción política también, que también está en situación crítica.

 

RV: Cuando escuchás, o escuchás, leés, sentís "paro general, paro general", ¿qué te genera?

 

HA: Mirá, nosotros hemos participado en lo que podía ser un esbozo del plan de acción, que incluía movilización y que incluyó un par de paros. Esto lo hicimos en la Iglesia.

 

En este momento, lo que reclamamos, por lo menos de algún sector del movimiento sindical, entre los que está la Federación Gráfica, es la definición de una estrategia de confrontación a este modelo destructivo, destructivo que busca destruir los derechos de los trabajadores, la organización de los trabajadores y el país, entregarlo, un país colonial.

 

Nosotros decimos, si no hay la definición de una estrategia de cómo enfrentarlo, pensar que esto podemos revertir algo con un paro, es una fantasía. Es decir, el paro tiene que ser parte de un plan estratégico de confrontación y tiene que ser lo más efectivo posible en el momento que se ejecuta.

 

Si nosotros aplicamos un paro en un momento donde no tenemos capacidad para garantizarlo plenamente, que se paralice todo el país, que sea contundente y que permita expresar una voluntad del pueblo concreta de que no haya actividad hasta que este gobierno no caiga, te diría, porque cambiar su política no la va a cambiar, bueno, el efecto de un paro es relativo.

 

En cambio, tener una estrategia de confrontación permitiría definir en qué momento nosotros debemos aplicar un paro, dos paros, tres paros, diez, los que hagan falta. La estrategia de confrontación, una estrategia de cómo confrontar con éxito al enemigo tiene un montón de variables.

 

Por ejemplo, en cada conflicto que hay hoy, qué importante sería que todas las organizaciones estemos rodeando a los compañeros que están siendo golpeados en las áreas del Estado o que todos los gremios de la industria, frente a la apertura económica y conjuntamente con la CGT, estemos actuando, haciendo acciones constantes para que, inclusive sumando a otros sectores de la sociedad, lo que potencia la acción del Movimiento Obrero.

 

Si nosotros somos capaces, desde una estrategia centralizada del Movimiento Obrero, de unir a los sectores PYME que están siendo golpeados por esta política, estaremos ampliando un frente que es clave. El freno a esto se lo ponemos ampliando el frente, no planteándolo como algo que afecta solo a una parte de la sociedad, sino generando mayorías.

 

Eso parecía que era el camino hace un año, cuando en enero del 2024 marchamos al Congreso. Ahí confluyeron sectores de la cultura que empezaban a estar golpeados, sectores PYME que empezaban a tener problemas, sectores de la educación, sectores afectados en distintos ámbitos. Se planteaba la perspectiva del Movimiento Obrero de unir en un frente a todos los sectores afectados.

 

Cuando eso se abandona, quedamos librados a acción individual. Parecía ser que la movilización universitaria era una lucha que unía muchos sectores, pero quedó en la estrategia de la universitaria. Bueno, eso yo creo que lo superaría precisamente una estrategia nacida desde el Movimiento Obrero y con esa tendencia de unir a otros sectores de la sociedad.

 

RV: Desde su base sindical, en la Federación, ¿vienen teniendo conversaciones con otros sectores sociales?

 

HA: Siempre. La Federación Gráfica siempre fue un lugar de convergencia de sectores muy comprometidos con un proyecto de nación y eso no se ha perdido. Lo que sí, desde la Federación Gráfica y con voluntad de muchas otras organizaciones, en su momento eso se transformó en la construcción de espacios como fue la Corriente Federal, y desde la Corriente Federal de Trabajadores se convocó infinidad de reuniones y acciones conjuntas con sectores del empresariado nacional, sectores de la intelectualidad.

 

Lo que ocurre hoy es que ya no hay un espacio de confluencia, ni siquiera entre las mismas organizaciones gremiales. Por lo tanto, estamos ante una nueva etapa que hay que tener la creatividad para actuar sobre una realidad muy compleja, pero con la vista puesta en recrear una organización que ojalá hubiera surgido de arriba para abajo como pintaba la CGT el año pasado, pero que está evidenciado que no ocurrió, entonces hay que generarla de abajo para arriba.

 

 

Esto en la historia se repite. Si uno mira la experiencia más patente en la historia en la que fue protagonista nuestra Federación Gráfica con la CGT de los Argentinos, hubo que ir a pelear un congreso de la CGT de los Argentinos, ganar ese congreso y, en la división general de la CGT de los Argentinos con un programa, consolidar un espacio de confluencia.

 

 

Fuente: Gentileza del Federación Gráfica Bonanrense
Fuente: Gentileza del Federación Gráfica Bonanrense


RV: Gringo, estás en un gremio con mucha historia, un gremio con más de 150 años, donde han nacido las sociedades de socorro mutuo. En una época en la que el capitalismo, en su exageración, oprimía al trabajador y a la familia laburante, con un Estado ausente, un Estado en formación, sin salud pública, sin jubilaciones, sin dinero siquiera para llevar a los trabajadores fallecidos al cementerio, este gremio aparece.

 

Comienza a organizarse, a unificarse, a construir herramientas como mutuales y a participar activamente en huelgas. Luego, en un proceso histórico clave para Argentina en la década del ‘70, surge una figura política como Raimundo Ongaro. ¿Qué mensaje le dejarías a la comunidad y a las distintas organizaciones sindicales vinculadas a la economía social y comunitaria?

 

HA: Nosotros siempre reivindicamos los valores que le dieron origen a nuestra organización. En 1857, cuando nace la Sociedad Tipográfica Bonaerense, lo hace como una mutual. Esa mutual plantea valores que, a pesar de la modernidad y el paso del tiempo, son indestructibles. La ayuda mutua, por ejemplo, que hoy podríamos llamar solidaridad, sigue siendo un lazo permanente entre los trabajadores.

 

Al poco tiempo de su creación, la Sociedad Tipográfica Bonaerense, que era una mutual—pensemos que en ese momento no existía el sindicato en Argentina—planteó como objetivo central la emancipación social de los trabajadores gráficos, tantas veces postergada. Ese objetivo no ha cambiado, porque la emancipación de los trabajadores aún no la hemos alcanzado. Si recorres la historia de nuestro gremio, esos valores centrales son los que seguimos sosteniendo contra viento y marea.

 

El primer sindicato del país fue la Unión Tipográfica Bonaerense, que nació en 1878 e hizo la primera huelga de trabajadores a través de un sindicato en Argentina. Y fijate qué significativo es que, cuando hoy un gobierno como el de Milei reivindica a la generación del ‘80, nosotros le podemos responder que en esa Argentina, que él presenta como potencia internacional, los trabajadores estábamos luchando para reducir jornadas de 14 horas diarias y para prohibir el trabajo infantil en los talleres gráficos. Lo que para él es grandeza nacional, para nosotros era injusticia social y lucha.

 

Después, en 1907, nace la Federación Gráfica Bonaerense, que plantea que las luchas sectoriales de los sindicatos tenían un límite y que había que crear una central obrera. En 1929, desde los gráficos, se impulsa la creación de una central sindical y, un año después, en 1930, por voluntad de varias organizaciones, nace la CGT.

 

Y luego, como mencionás, en los periodos más duros de resistencia, con la experiencia de la CGT de los Argentinos y un dirigente extraordinario como Raimundo Ongaro, se impuso la idea de que el único sindicalismo que tiene sentido es el sindicalismo de liberación. No un sindicalismo que solo pelee por salarios, convenios o colonias de vacaciones, sino uno que entienda la lucha gremial como parte de la liberación de los trabajadores y del pueblo.

 

Eso también lo decía Amado Olmos, que murió en un accidente poco antes de la creación de la CGT en un siniestro vial en Villa María. Amado Olmos fue un referente del sindicalismo de liberación en plena resistencia peronista, un dirigente de la sanidad que tenía claro que el sindicalismo no debía limitarse a lo reivindicativo, sino que debía jugar un rol clave en la transformación del país. Raimundo Ongaro encarnó esa tradición y, como secretario general de la CGT de los Argentinos, fue un protagonista central en la lucha de los años ‘70. Esa línea histórica del gremio, esos valores, son los que seguimos reivindicando hoy.

 

A pesar de las transformaciones del movimiento obrero, de las crisis que atravesó el país, de la resistencia al neoliberalismo desde la dictadura genocida en adelante, nuestro gremio ha sostenido siempre esa tradición de lucha y compromiso. Tenemos más de 200 compañeros detenidos y desaparecidos en la dictadura. Es uno de los gremios con mayor cantidad de desaparecidos proporcionalmente. Eso forma parte de una conciencia histórica que nos guía, pero también nos plantea el desafío de ser creativos para transmitir estos valores a las nuevas generaciones, que viven una realidad distinta, pero igualmente compleja y llena de obstáculos.

 

RV: Para ir terminando, ¿cómo ves esa renovación generacional del mundo que viene con las multicasualidades que vos decías al principio? El gremio aliándose con cooperativas, con emprendedores. Luego también hablaste de la cuestión del programa político. Y como ahora bien lo decís "una resistencia cultural tomando la historia como antecedente en el presente". ¿Cómo ves a las nuevas generaciones en el marco de esta lucha?

 

HA: Yo creo que realmente esos valores, uno no los va a encontrar reflejados en toda la sociedad, pero no hay que confundir ese tema que el individualismo ha llevado tanto a pensar de que debemos adaptar un sistema a lo individual.

 

Es decir, yo creo que seguimos teniendo esos valores arraigados en buena parte de la sociedad. El tema es cómo nosotros desde ese sector de la sociedad que es consciente, solidaria, tiene valores humanos por encima de los materiales, cómo logramos imponer un proyecto, un sistema que es el anhelo y la lucha nuestra en donde no terminemos siendo esclavos, vasallos de ese individualismo.

 

Si uno lo mira hoy en términos de lo que es el desarrollo de las grandes tecnologías, de lo que Varoufakis, el griego, llama el tecnofeudalismo. Es decir, cómo hoy, bueno, ese individualismo te lleva a ser un esclavo hoy de la tecnología. Con la inteligencia artificial la podemos utilizar para servir al ser humano, para potenciar, para ayudar en generar conciencia o se la puede utilizar para dominar, engañar, mentir.

 

El tema es que con el núcleo que para nosotros mantiene los valores humanos, los valores solidarios y demás, podamos eso de alguna manera construir la organización e imponer un sistema en esta puja social que hay entre la concepción individualista y la concepción solidaria.

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